martes, 4 de julio de 2017

En espera de que me arponeen



Quiero que me estreches la mano.
Quiero que me digas
que soy un auténtico campeón.
El acero cubre los huesos de los antiguos indios
y de los aborígenes americanos.
El miedo de cabeza
de hidra
no me hace dar
alaridos de dolor.
Sale de mí el poema con su psique
que antes había estado
a cargo
del guardarropas,
llega a mascullar premioso:

-Oh, eres tan tonto.
¿Crees
que te contaría
estas cosas
si pensara
que te
sentirías herido?."
La realidad
quema y destruye
en todas partes,
brillando a través
de cualquier
reflejo
que llega al ojo
sin rima edulcorada.

¡Ahora: que los últimos
hombre y mujer
neuróticos
se aparten! ¡Llego
en espera de que
me arponeen
sin preocuparme
por la
corrección
de las cosas,
por la conducta
de mis semejantes,
por lo bueno
o por lo malo!

Las entrañas están desparramadas
de los cubos
de
basura malolientes,
espinazos de pescado,
gatos
a los que amo
sin furioso hastío
y por fin
una chispa de esperanza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario