martes, 22 de noviembre de 2016

Hola, doctora Bogner


Rebosantes de energía, estaban todos
en mi primera charla con
la doctora Bogner.
Hesse, Baudelaire, André Maurois,
Antonin Artaud, Freud, Cioran y
Henry Miller
poniendo
un colchón
en el suelo
del
pasillo.

"Escucha", dijo la doctora Bogner ¿por qué vives
por y para ellos?"

"Ellos no resultan destructivos
para mí", dijé.

"Te asfixian", dice la doctora Bogner.

"¿Cómo podría nadie llegar a cansarse
de ellos",
dije.

"Te disfrazas", dijo
la doctora.

"No lo sé", dije.

Entonces la extraña
e inexplicable
Alejandra Pizarnik
entró por
la puerta,
clavé mis ojos en ella .
Por un momento sentí pánico.
No sabía qué decirle.
Me gustaría haberle dicho:
"Oiga, Alejandra,
creo que es usted hermosa...
creo
que es
usted maravillosa.

"Es una escritora pretenciosa",
de eso no hay duda dijo la
doctora Bogner.

Se levantó de su silla
como si estuviera asustada y
alborozada
a un tiempo.

"Hay un hombre con una gato",
dijo algo "de las tentativas
de agotar un lugar parisino".

"Es Georges Perec,,
dije.

"Él sabe cómo hacer
que las lágrimas
acudan a mis ojos
en el
momento
oportuno", murmuré
sonrojándome
violentamente.

"¿Quieres ser como ellos?",
preguntó la doctora Bogner.

"Exactamente", dije.

"Te hacen débil
y yaces
como un animal
en hibernación
como
un animal
que se hace el muerto".

"¿Qué?".

Lo que podría llamar mi yo
parecía apuñalarse, agrietarse,
escapar de los límites
que yo
quería.

El psicoanálisis
es un tratamiento
de choque que
nos lleva de nuevo
a elementos reparables
para reconstruir la personalidad,
y encontrar la herida original.
Pero a mí eso solo
me sucedía
con mis pupilos
fulgurantes.

"Me gustaría salir de aquí"
le dije
a Alejandra Pizarnik
con voz débil
como si
no quisiera
seguir
con
aquella
tortura
autoimpuesta.

La doctora Bogner ya estaba
acabando
con mi paciencia
como una auténtica avalancha.
Gritaba: ¡Necesitas
discutir
la identidad!
¡Necesitas esto!.
¡Necesitas lo otro!.
¡NECESITAS!. ¡NECESITAS!. ¡NECESITAS!.

Salimos
despacio,
muy despacio,
con una expresión
de sobresalto, de susto
en los ojos.
"¿No tienes miedo
de que los pájaros vuelen y
se marchen?", inquirí
cautelosamente
a la autora
de Extracción de la piedra de la locura.

"No, siempre vuelo yo primero y ellos
me siguen", me dijo.


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