viernes, 28 de octubre de 2016

Jinete, jinete, jinete


El jinete ha llorado en silencio asombrado
sobre un oro de niña.
Ha venido esta mañana a cantar para ti,
desentonando un poco tal vez,
pero a cantar.

El jinete ha llorado en silencio asombrado
por Kant y Rubén
buscando ese rostro de niña
demasiado bella,
esa piel profunda de sabores
que viene brincando a saludarme.

Jinete, jinete ha llorado en silencio asombrado
luchando por
vivir
sobrevivir
mientras los demás andan
con pies de plomo, aliquebrados,
hay un cuerpo que canta,
mientras suena Shumann
sensible
y
sentimental,
el jinete ha llorado en silencio
como un menor y un cursi
pero me da una confianza
cuando ya no confío
en casi nada
y la máquina de escribir veracísima
trae tus muslos gloriosos,

y el jinete se mete en mí
para llevarme
a la busca del
tiempo perdido,
hacia la palpitada
luz de tu cuerpo.




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