lunes, 17 de abril de 2017

La batalla de Leipzig


Con
Napoleón Bonaparte no puedo salir corriendo
me asquean los esfuerzos de los seres consagrados
(Napoleón
vive en un prado inculto mientras yo tengo
nuevos libros
en la sesera)
tu hija me gusta
de verdad, Napoleón
no hagas
que tenga que arrastrarme
en agonía
ni examines mis zapatos, mi sombrero
mi guitarra
para ver si están en buenas condiciones.
No seas ridículo,
patético,
completamente irreal.
Con Napoleón Bonaparte no puedo beber
botellas de aguardiente de melocotón,
te lo dije muchas veces Napoleón
hey, hey, yo solo me excedo
con Comunista Salvaje con ella siempre dejo
distraídamente la puerta sin cerrar
y el amor que nos tenemos es una
carretera sin fin,
un orgullo intelectual
donde suena un violín
que está en forma
como dicen los exboxeadores
te lo dije muchas veces, Napoleón
no usas el cerebro.
Con
Napoleón Bonaparte
mi discurso
no acaba en ovación
pero alguno de los comensales viene
a felicitarme.
A Señor Energía
se le saltaron las lágrimas
y me sentí como si hubiera lanzado
una bomba involuntariamente.
Tu hija me quiere, me quiere, me quiere
no sigas con tu embrollo
puñetazos que vuelan Ex-Emperador
¿Acaso no ves mis ojos humedecidos?
Podemos evitar que esta gran Tierra
sea una ciénaga para convertirla
en un lugar aún más grande donde vivir.

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