viernes, 9 de junio de 2017

¡Eh! ahí las tienes...


¡Eh! Ahí las tienes:
cuanto más intensa
la luz que las baña,
más deslumbrantes
-& cegadoras-
parecen,
desnudan
su cerebro
con la sonrisa de
Mona Lisa
sobre un gimiente piano
que me persigue
como un perro perdido
¡siento un sobresalto
al formularlo!
Están sollozando
en la cálida noche
delante de Walt Whitman
que es claramente
superior,
y de repente
comprenden que se les ha metido
una idea en la cabeza.
Oh ahí están, hablas
con ellas, ahora
que no tienes los labios
sellados.
Oh subterráneas
Libres & Ágiles.
Su pelo que cuelga corto
no hace sino realzar
la trémula seducción
de su carne.
Sus ojos son de color
azabache.
Su cadera como un campo
magnético
que busca ángeles
indios de la soledad.
Su oído aguzado
para escuchar
profundo europeo jazz.
Su belleza femenina
con una camisa blanca de hombre
con los Puños Abotonados
es una creación incesante
una revolución incesante
en torno a un defecto
que hace que todos mis versos
por la noche aúllen como chacales
entre las ruinas.

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