lunes, 19 de junio de 2017

Ruiseñor negro, ruiseñor negro



En las trincheras creo equivocadamente
que me han lesionado la pelvis.
Hay monstruos pérfidos que te miran
con inocencia.
Nos movemos dentro de sus órbitas
mientras somos vagabundos locos.
Acariciamos al viejo gato gordo
que toma el sol tendido al suelo.


Ruiseñor negro, ruiseñor negro.
¿Me dices la verdad?
Los párpados se cierran.
Las cabezas caen hacia adelante.
Napoleón la lleva a Complicado Laberinto,
una respuesta prende en sus nervios.
¿Qué más puedo mostrarle? ¿Todo ha terminado?

 Debo seguir el sonido con efecto casi electrizante.
Su hermano menor tirita.
Y el jazz languidece.
King Kong me hace temblar y saltar,
pequeña elfa está más viva bajo el bisturí
de lo que está ahora.

Ruiseñor negro, ruiseñor negro.
Yo ando por las calles
al estilo Marlon Brando.
La sangre se seca tras beberme y morderme
y engullirme como un buitre.
Cierro los ojos y hago el muerto para el mundo.
No hay vuelta atrás
cuando el pie del sufrimiento tropieza
No hay vuelta atrás.

 

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